jueves, 3 de septiembre de 2015

El mundo todo es máscaras

       




       Hay que reflexionar sobre un tema muy polémico y que crea obsesión, sobre todo hoy en día: el canon o ideal de belleza en la sociedad. Para poder comprenderlo primero hay que desarraigarse de los prejuicios que tenemos la mayoría respecto a los demás (al menos por un rato).

 
        Para centrarse y hablar de los ideales de belleza de la sociedad primero me voy a centrar en el arte. 


        Cuando vosotros os intentáis imaginar una cosa bella… ¿qué se os viene a la mente? Algunos se imaginarán al David de Miguel Ángel; otros optarán por El nacimiento de Venus de Botticelli. Pero, seguramente, muy pocas personas han pensado en Las tres gracias de Rubens o en las pinturas de Botero. Aun así son obras de arte… ¿por qué?: por ser originales, por ser de un lugar geográfico determinado, por la época en la que fueron compuestas o, por supuesto, por lo que transmiten dichas obras al receptor.


        Entonces, tendríamos que preguntarnos: ¿por qué hay tanta diferencia respecto al ideal de belleza de la sociedad? De momento vamos a fijarnos en estas obras de arte para darnos cuenta del porqué de su modo de composición y, obviamente, del resultado.


        El David de Miguel Ángel, ¿qué creéis que tiene para ser tan admirado? La escultura representa a un rey David justo antes del enfrentamiento con Goliat, el gigante. Nos muestra la figura de un hombre desnudo, con mirada penetrante, tensión corporal y muscular. Sobre todo ha sido muy comentada porque representa la proporcionalidad perfecta del cuerpo humano según el canon clásico (en el que la cabeza tiene que ser una octava parte del cuerpo). Con lo cual, vemos en esta escultura la perfección de los ideales renacentistas sobre la belleza masculina. ¿Solamente por eso es algo bello? No. En la mano derecha lleva una piedra y en la mano izquierda una honda. Todos los rasgos convierten a la escultura en un símbolo de la libertad de la República florentina: ellos veían una belleza física, social e ideológica.


        Las tres gracias de Rubens nos ofrece una belleza muy diferente. Este cuadro muestra a tres mujeres de cuerpos bastante voluptuosos. Como ya he mencionado antes, vemos una gran composición que va en contra de la belleza clásica que, por ejemplo, sí que seguía Miguel Ángel. Estas formas corpulentas formaban parte del ideal de belleza barroco. Detrás de todas estas cuestiones físicas podemos apreciar a las tres hijas de Zeus. En todas las descripciones mitológicas se las presentaba como mujeres desnudas y entrelazadas por los hombros. Esto hacía que aquellas representaran el regocijo, la felicidad y la belleza. Curiosamente, siempre en el arte se han representado como tres doncellas delgadas y bailando en círculo. Esto nos demuestra que más allá del canon de belleza de cada época podemos ver una simbología común.


Otro de los artistas más polémicos en cuanto a sus obras es Botero. Es famoso por sus pinturas de personas rechonchas y con muchos volúmenes. ¿Podríamos asociarlo a que en Latinoamérica “se llevan” más las curvas en las mujeres? Eso ya podría formar parte de una libertad de interpretaciones. La interpretación de Botero sobre su propia obra la tenemos en una entrevista que concedió en el Bellas Artes de Bilbao: 


“Yo no pinto gordas. No he pintado una gorda en mi vida. Lo que he hecho es expresar el volumen como parte de la sensualidad. No hay comentarios sobre la gordura o flacura en mis cuadros, sino que solamente es un deseo de estilo de intentar dar al volumen un protagonismo muy grande que ha marcado mi trabajo”.


Él dice que cuando pinta algo quiere que sea monumental; quiere exaltar su forma. Entonces, ¿por qué nosotros vemos mujeres gordas? Él no ve una mujer gorda, pero nosotros sí… ¿por qué?


Y la cuarta obra de arte que he mencionado y que, personalmente, es una de mis favoritas es El nacimiento de Venus de Botticelli. Todos podemos observar a Venus radiante y llena de vitalidad. Está desnuda. Anteriormente solo se representaba a una mujer desnuda: a Eva. Aunque entonces el significado era muy distinto porque era señal de vergüenza por el pecado original. Pero en esta obra muestra lo opuesto viéndose una armonía entre la mente y el cuerpo. La Venus montada en una concha representa el acto mismo de la encarnación, es decir, que alegóricamente refleja el misterio de nuestro nacimiento, pero refiriéndose a un renacimiento a la vida por el Bautismo del cristiano. Es hermosa y eso no se puede dudar… pero con toda la carga simbólica que contiene este cuadro, ¿qué creéis que quería expresar Botticelli? Aparte del reconocimiento de su hermosura proveniente de otro mundo que nunca podríamos entender, se encuentra la unión del cuerpo y del alma en un ser por el Bautismo cristiano.


Respecto a este tema y a esta obra en concreto encontré el otro día una noticia en internet. Una modelo y diseñadora gráfica ha iniciado un proyecto mediante el cual se retocan con Photoshop las “Venus” más famosas de la historia del arte convirtiéndolas en modelos actuales. Es una manera de comparar las formas con volumen de las obras de arte con la belleza huesuda de las portadas de las revistas femeninas de la actualidad. Evidentemente esta noticia y, en concreto, este proyecto intenta que las mujeres dejen de correr tras un ideal de belleza que no es real, sino ficticio. Estas son las palabras de esta joven:


“Trabajo como modelo, así que conozco bien todas las dinámicas de postproducción, aparte trabajo también como diseñadora gráfica, así que utilizo Photoshop todos los días y las mismas dinámicas que veo aplicadas sobre mí en algunas fotografías, las aplico yo en otras personas. A menudo encuentro mis fotografías demasiado modificadas, yo la primera, como protagonista de aquellas fotos, no me siento yo misma. El hecho de vivirlo sobre mí me lleva aún más a decir ¡atención! cuidado con lo que hacemos, cuidado con la percepción de nuestro cuerpo. Quizás si  no posara y no conociera, no se me hubiese ocurrido desarrollar un proyecto así”.


El ideal de belleza cambia según la época, pero eso no evita que actualmente se caiga en el encanto hacia la excesiva delgadez de una persona.


Este cambio según la época podemos verlo claramente en el ideal de belleza de los años 50, Marilyn Monroe. Ella ocupaba la cumbre del mito erótico de la sociedad en esa época. Era una mujer, como dirían muchos, con curvas. ¿Alguna vez os habéis preguntado qué talla de pantalón usaba Marilyn Monroe? No usaba ni una 38, ni una 40, ni siquiera una 42… Dicen que usaba nada más y nada menos que una 44. Por cierto, respecto a las tallas de pantalón y como consejo a las tiendas de ropa: no sé vosotros, pero yo cuando entro a una tienda a mirar pantalones muchas veces solo encuentro tallas de la 34 a la 40… ¿No será porque la mayoría de personas usan una talla superior a la 40 y se agotan las existencias? Se ve que no se han dado cuenta.


Pero siguiendo con el tema, la sociedad pensaba que ella “estaba buena”, pero ahora mucha gente diría que está gorda… ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Cómo hemos llegado, de verdad a hacer daño a la gente con este tema? Porque creo que he de recordar la multitud de enfermedades y problemas tanto físicos como psicológicos que sufre la gente por menospreciaciones. El verdadero problema es que el canon de belleza que exigimos no existe. Somos fans de una máscara que tras un retoque de Photoshop o cinco kilos de maquillaje no existe. No existe ese cuerpazo de las revistas, esas caras tersas por las cremas milagrosas… Hay que despertar de esa visión tan equivocada de la realidad. Estamos intentando crear una legión de clones que sigan modas y tendencias sin darnos cuenta de que estamos haciendo daño a muchas personas.


Las palabras tienen mucho poder para todos y hay muchas personas que por insultos y por no gustarle a los demás dejan de comer, vomitan o, incluso, se autolesionan. Así como la anorexia, la bulimia, la sadoraxia y, en algunos casos extremos, el suicidio.


Para finalizar quiero que quede claro que lo que de verdad importa es la simbología, lo interior, la esencia… Que no menospreciemos a nadie por no ser perfecto porque ninguno lo somos. Cada persona es distinta y precisamente eso es lo que nos hace bellos.

5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu artículo Raquel, estoy bastante –por no decir muy ; )– de acuerdo contigo. Sólo me gustaría remarcar un aspecto sobre la moda, y es que ha ido mutando al cabo de los años.
    Sin ser historiador ni nada por el estilo, me gustaría entrar en debate sanote, porque el tema que planteas, como dices, es muy interesante.
    Empezaré comentando que siglos atrás las mujeres más atractivas eran las que tenían curvas, porque ese detalle era un elemento visible que se asociaba a la buena salud. Un claro ejemplo de eso es el canon greco-romano, como mencionas, con esos cuerpos esculpidos con redonces que a mi, como hombre, siempre me han parecido preciosos. Aquí, creo, que también entra un cambio de mentalidad que fue pasándose desde los albores de la humanidad. Hubo épocas de la historia en que la sociedad era claramente Matriarcal, antiguamente era la mujer la que representaba a la diosa madre, la dadora de vida. Pero luego pasó a ser claramente Patriarcal, relegando ese poder mágico de la mujer al olvido –todo explicado a mi manera, jeje, sin ser experto–. Y el arte mutó en consecuencia, como siempre hace. Y si muta el arte, también lo hace la moda.
    Otro ejemplo, el precioso bronceado que a todos nos gusta lucir en verano. Antiguamente, el canon de belleza exigía –o casi– que la belleza fuera pálida, porque la gente de tez morena solían ser los campesinos/plebeyos/pobres que trabajaban en el campo de sol a sol. Los nobles, en cambio, tenían la tez tan blanca como la nieve; es curioso, pero por ese y varios motivos salió el mito del príncipe azul. Cuando la piel es tan clara, las venas se marcan más.
    Otra cosa que hacían las nobles medievales, aunque creo que esa costumbre ya se hacía en la Roma de los romanos –perdón por la redundancia, jeje– era meterse gotas de belladona en los párpados, para dilatar las pupilas y así parecer atractivas a los hombres. Huelga decir que más de una se pasaría con la dosis, hasta palmarla con una intoxicación dolorosa.
    Y creo que me estoy enrrollando como una persiana, por no decir que seguro, he metido algún gazapo. Me despido con tu último párrafo, que me encanta:

    "Para finalizar quiero que quede claro que lo que de verdad importa es la simbología, lo interior, la esencia… Que no menospreciemos a nadie por no ser perfecto porque ninguno lo somos. Cada persona es distinta y precisamente eso es lo que nos hace bellos". ; )

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    1. Sí, efectivamente todas las cuestiones de la tez morena y la piel más blanca las sabía de oídas porque soy una chica a la que le gusta saber cosas (aparte de que la curiosidad es una de las mayores cualidades del ser humano en mi opinión). Lo del príncipe azul no lo sabía, pero la verdad es que como digo yo: "nunca te acostarás sin saber algo nuevo".
      Muchas gracias y me alegro de que te haya gustado mi reflexión y, sobre todo, mi párrafo final :)

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  2. Y tanto rollo para olvidarme poner que creo que las modas son mentales, siempre han estado ahí y en muchas ocasiones ha demostrado ser incoherentes e innecesarias, hasta tóxicas, es verdad. Ya sí, lo dejo, jaja, que se me va la pinza ; )

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    1. Hola Ramón, las modas al ser una construcción social, es decir, que nace de la interacción del ser humano con el mundo, pues dependen de su creador y por ello muchas de ellas pueden resultar tóxicas o extremas, pero también es debido a que mucha gente se deja hipnotizar por ellas. Luego también existen modas buenas que nos gustan y que en cierto modo creo que seguimos. Pero lo más importante es ser uno mismo y tener tu propio estilo, porque la "moda" al fin y al cabo surge de imitar a alguien y de extenderse su uso. Un saludo y abrazo también para Raquel, este comentario también es para ti.

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    2. Claro que son tóxicas, pero eso casi siempre excepto alguna cosa. Y, Sergio, tienes razón en el sentido de que es una construcción social. Si no hubiera una interacción del ser humano no existirían esas modas.
      Un saludo y me alegro de verdad que os haya gustado la publicación :)

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